Una visita a la iglesia de San Esteban, en Salamanca, mueve a reflexión sobre los pilares de la historia española. En una sala que da acceso a la nave principal, un túmulo dedicado al DUQUE DE ALBA, en el claustro superior, enunciaciones de FRANCISCO DE VITORIA en los muros. La gloria de las armas enlazada con los principios del "Ius Gentium". En nuestro Imperio no se concebía la proyección exterior sin la autolimitación del Derecho. Tan significativos resultaron ALBA, CORTÉS, BAZÁN o FARNESIO como VITORIA, SOTO, SUÁREZ o VÁZQUEZ DE MENCHACA. Una singularidad nacional que ninguna tergiversación en forma de leyenda negra debiera ensombrecer y que, en el ámbito concreto del Derecho Militar, sería la base justificativa de todo un entramado jurídico.
Las miradas retrospectivas, muchas veces paliativos de lo que no agrada en el presente, también allanan el camino sobre lo que interesa preservar o perfeccionar cara al futuro. Cabe preguntar si el factor histórico, en una institución tan especial como la militar, tiene la relevancia que merece. En el mundo castrense, las señas de identidad históricas deben cultivarse especialmente, por estar en la raiz de su justificación y permanencia. Eso se refleja en la simbología, en los valores específicos y en la formación. Si así no fuera, mudaría en cohorte sin alma de "lansquenetes posmodernos", en feliz expresión de uno de los miembros de nuestro comité de redacción.
Un profesional de la milicia, por mucha cualificación técnica que posea, si carece de referencias profundas, podría devenir en mercenario sin aliento vocacional, sólo sensible al acicate meramente material, del que poco ha de esperarse en las citas decisivas. Conocer la Historia de España resulta imprescindible, en cuanto han de tenerse presentes las bases de la comunidad nacional a la que se sirve. ¿Se conoce suficientemente la Hispania romana, la monarquía visigoda, el largo trecho de la Reconquista, la época de los descubrimientos y de la expansión ultramarina, entre otros jalones históricos? El sistema educativo parece que nada ayuda y los vacíos culturales son fáciles de colmar con mitos localistas o reduccionismos ideologizados. Con esos mimbres resulta dificil, por no decir imposible, la interiorización de valores y la motivación grupal, sobre todo en tropa y marinería, y, en particular, en el porcentaje de incorporación foránea.
Viene a cuento recomendar la lectura de dos libros, uno "La Leyenda Negra", de PHILIP W. POWELL, clásico reeditado en 2008, otro el reciente, de igual título, de JOSEPH PÉREZ, que ponen de relieve como la verdad histórica puede socavarse con imposturas y mentiras que calan en el imaginario universal y, lo que es peor, en el propio del pueblo español, probablemente el único que ha hecho suyas esas exageraciones y disparates. Algo que probablemente nació en el siglo XVI con DE LAS CASAS y ANTONIO PÉREZ, continúa en el XIX con LLORENTE y llega a nuestros días de la mano de una corriente política y cultural negativista, empeñada en debelar todos los hitos pretéritos, en maridaje con la "necia tesis" sobre las tres culturas, tan criticada por el maestro SÁNCHEZ-ALBORNOZ.
|